Ya llevamos dos meses de este nuevo año, y el furor de los propósitos de año nuevo ya se ha pasado, hemos eliminado de nuestra lista los propósitos impulsivos y nos quedan los propósitos reales, pero ¿qué hacemos ahora?
En general, los propósitos se nos plantean de muchas formas, “mejorar nuestro puesto de trabajo, ponernos en forma, deshacernos de amistades tóxicas, conocer gente nueva” y todo lo que nos podamos proponer.
Pero ¿cómo debemos gestionar estos propósitos?
Antes de empezar debes saber que nadie te obliga a cumplir esos propósitos (o nadie debería), que haces esas “promesas” para sentirte mejor contigo mismo y que no se traducen en ningún compromiso real, así que no debes cargar con el peso de cumplirlos si en su desarrollo no acontecen como esperabas.
Pero pongamos en la situación de que estás convencido y que quieres definir un par de propósitos para este nuevo año.
A la hora de empezar deberías analizar el año que ha finalizado y revisar los viejos propósitos del año anterior.
¿Cuáles eran? ¿Los has cumplido todos? En el caso de que no los hayas cumplido debes estudiar si estos propósitos siguen preocupándote o formando parte de tu vida de manera activa, ya que si es así igual puedes incorporarlos a tus nuevos propósitos.
Este análisis nos hará sopesar lo que de verdad para nosotros es importante o no; si en enero del año pasado te propusiste aprender italiano, y ahora que ha pasado un año ves que no lo has conseguido pero que no te supone ningún problema, entonces ese propósito no era tan importante para ti.
En cambio, si echando la vista atrás sientes no haber aprendido esa nueva lengua, igual debes reincorporar ese propósito a tu nueva lista y enfocarlo de otra forma para intentar cumplirlo. La parte más complicada es la de pensar cuáles son realmente tus propósitos, ya que hay que diferenciar entre propósitos e inquietudes. Como ya hemos citado anteriormente aprender un nuevo idioma puede ser estimulante, pero si no hay un trasfondo o una motivación es simplemente una inquietud, no un propósito en el que debemos trabajar para cumplirlo.
Una vez definidos tus propósitos ¿qué debes hacer?
Estos son unos cuantos consejos para que consigas lo que te propones y no te frustres si te queda algún asunto pendiente a final de año.
• Ordena bien tus prioridades: Debemos aprender a priorizar, ya que a menudo tendemos a querer hacer muchas cosas en poco tiempo ¿qué te urge más? Márcate fechas límite, te ayudará a que tus objetivos se cumplan lo antes posible, de lo contrario es fácil caer en la procrastinación.
• Disecciona tus propósitos: Si tu propósito es mejorar en el trabajo, puedes dividirlo en varias metas, como por ejemplo empezar con mejorar tu horario, seguir con una mejora de tus relaciones con tus compañeros de trabajo y terminar con una mejora del salario. Si afrontas el propósito de forma escalonada será más sencillo ir cumpliendo esas pequeñas metas.
• Sé realista: Está bien ser ambicioso, pero siempre debemos mantenernos con los pies en la tierra, de lo contrario podemos frustrarnos y abandonar metas. Si eres una persona con facilidad para los idiomas igual está bien que te marques como propósito aprender un idioma nuevo en un año, pero si siempre te ha costado aprender nuevas lenguas igual debes plantearlo como un objetivo a largo plazo.
• Aprende a gestionar la frustración: A menudo las cosas no salen como uno querría, pero no debemos enfocarnos en eso, tenemos que analizar qué es lo que ha pasado y nos tiene que servir para seguir avanzando y así conseguir nuestro objetivo. Además, la vida es una caja de sorpresas y muchas veces el azar juega en nuestra contra, así que, si tu propósito era mejorar en el trabajo, pero, por aconteceres ajenos a ti, la empresa cierra, no tiene sentido que te frustres
por no haber cumplido este propósito, ya que esta situación se escapa de tu control.
• Comparte tus objetivos con los más allegados: De esta manera ellos pueden ayudarte y motivarte. Compartir tus metas te servirá para comprobar si son propósitos realistas, ya que las impresiones de tu entorno te servirán de feedback.
• Construye una tabla de recompensas: Para mantenernos motivados podemos construir una tabla de recompensas que funcione de manera que al alcanzar un objetivo te premies de alguna forma, así nos automatizamos. Este recurso es muy útil si lo combinas con el de “diseccionar tus propósitos”, ya que si dividimos nuestras metas en pequeños objetivos fáciles de cumplir y además tienen una recompensa nos sentiremos más motivados y realizados. Las recompensas tampoco tienen que ser nada del otro mundo, y dependen del número de recompensas que tengas calendarizadas. Si tan solo tienes un propósito y lo has dividido en 3 objetivos, cada vez que cumplas uno puedes celebrarlo yéndote a cenar a tu restaurante favorito. En cambio, si tu propósito se divide en cientos de objetivos, puedes premiarte con un capítulo de tu serie favorita.
Hacer el ejercicio de crear unos propósitos de año nuevo nos ayuda a analizar nuestra vida y ser conscientes de todo lo que tenemos y de lo que necesitamos, pero debemos plantearlo como un ejercicio
que nos haga bien, sin que sea una obligación o una presión. Además, debemos ser analíticos y responsables con nuestros propósitos, si padeces una adicción, estás pasando por un mal momento o estás atravesando una situación complicada y quieres dejar todo esto atrás, está muy bien que lo plantees como un objetivo de cambio, pero debe ser un profesional el que te ayude a calendarizar las fases y te acompañe en el camino.
Tanto si te planteas dejar atrás alguna de las situaciones que acabo de comentarte como si el hecho de plantearte nuevos propósitos te genera ansiedad, frustración o tienes dificultades para mantenerte constante, puedes contactar conmigo, estaré encantado de ayudarte.
Si tienes alguna consulta estaré encantado de resolver todas tus dudas, escríbeme al [email protected] o llámame al +34609877339
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