¿Te suele ocurrir que te fijas metas con ilusión, pero poco a poco te resultan cada vez más abrumadoras y las abandonas o las pospones?
¿Escribiste una lista de cosas que debes hacer, pero no te sirvió para cumplirlas? Si esto te ocurre de forma puntual no hay porqué preocuparse, pero cuando se vuelve un habitual hay que tomar medidas, pero ¿cuál es el verdadero problema? ¿Por qué somos tan buenos en pensar qué hacer, pero no para pensar cuándo o cómo? El problema principal es que nos saltamos un paso básico, entender qué es la motivación.
En sí, la motivación es la fuerza interior que nos impulsa a alcanzar nuestras metas. El problema es que la mayoría de nosotros sentimos un pico de motivación al inicio de un proyecto pero que decrece muy rápido, así como avanza.
Cuando nos marcamos una meta sentimos que tenemos la energía para auto-empujarnos a lograrla, pero a medida que avanzamos vemos como ese camino se vuelve más complicado, apareciendo obstáculos o resultados no deseados y nuestra motivación desciende en picado.
Si no reaccionamos, la poca motivación que nos queda desaparecerá y lo más común es que al final nos demos por vencidos y abandonemos esas metas que nos propusimos.
Pero ¿porqué nos ocurre eso? ¿Porqué funciona así la motivación? Llegados a este punto nos surge una gran pregunta ¿qué podemos hacer para mantener nuestro nivel de motivación para focalizarnos en nuestros objetivos y lograrlos? Primero debemos comprender la motivación.
Existen muchas teorías sobre qué es y como funciona la motivación en nuestro cerebro, pero generalmente la dividen en dos tipos, la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. La motivación intrínseca corresponde a nuestros deseos internos sin importar la recompensa, nos motivará a comprometernos con nuestros logros por y para nosotros mismos, es decir, implica la ejecución de una actividad en sí misma sin reconocimiento ni recompensa externa. Esto es lo que queremos decir con “sentirnos satisfechos”, “contentos con nosotros mismos” o simplemente “superarnos”.
Por otro lado, la motivación extrínseca está impulsada por el deseo de lograr algo o incluso de evitar consecuencias adversas, pero no realizando la tarea en sí.
La diferencia es mucho más fácil de entender con un ejemplo: Te propones cambiar tu dieta y comer de forma saludable. Cumplir con la dieta en sí porque crees que es lo correcto y obtienes una satisfacción por sentirte realizado es una motivación intrínseca; cumplir la dieta para perder grasa o ganar masa muscular, es decir, usar la dieta como medio que te impulsa a alcanzar tu objetivo, es una motivación extrínseca.
Habiendo asimilado esta información ¿qué motivación es mejor, la intrínseca o la extrínseca?
Pues sin duda es funcionar con una combinación de ambas. Está claro que es más fácil disciplinarnos cuando nuestros objetivos nos apasionan, pero muchas veces debemos aferrarnos a estímulos externos ya que la actividad en sí no es motivación suficiente para nosotros.
Debemos intentar de ser capaces de encontrar los dos tipos de motivación en cada uno de nuestros objetivos o metas que nos imponemos.
Pero como la teoría parece muy fácil y luego la práctica se nos resiste voy a darte 8 claves para conseguirlo.
¿Qué hacer para mantenerse motivado?
1- Identifica bien el objetivo.
Cuando tomamos la decisión de “cambiar” o de tomar nuevos caminos con nuevas metas tendemos a querer hacerlo todo de golpe y de forma inmediata.
Escoge un solo objetivo de esa larga dista de metas y céntrate en en él. Te será mucho más fácil dirigir las energías a esa tarea que si estás diversificando tu atención en distintas metas que no puedes abarcar. Al principio, el cumplir una sola meta te resultará complicado, pero con el tiempo y la práctica serás capaz de ir combinando diferentes líneas de objetivos día a día.
2- Descubre porqué quieres cumplir esas metas.
Esta es más fácil. Para y reflexiona en qué cambiará el cumplimiento (o no) de esa meta tu vida, cómo te sentirás si consigues cumplir ese sueño o incluso qué pasará si no lo consigues. Identificar tus motivaciones te hará que entiendas mejor porqué deseas cumplir esas metas e incluso te ayudará a priorizarlas. Además, te será útil repetirlas como mantra para centrarte.
3- Imagínate lográndolo.
Visualiza cómo será tu nueva realidad una vez hayas cumplido ese objetivo. Puedes hacerlo incluso de forma visual. Por ejemplo, si presentar ese proyecto que tanto se te está resistiendo te permitirá mudarte a la ciudad de tus sueños entonces reconfórtate con imágenes de esa ciudad, póntelas de fondo de pantalla de móvil, de salvapantallas en el ordenador… Esos recursos visuales te ayudarán a redirigir tus esfuerzos cuando estés procrastinando.
4- Presta atención a tus propias limitaciones.
Reconocer que no somos perfectos y que no somos máquinas con energía y motivación ilimitada es importante. Si no eres capaz de dedicarle 4 horas todas las noches a cumplir esa meta no significa que el proyecto ya no te interese, significa que la forma en la que estás definiendo la dedicación a ese objetivo está mal planteada. Escúchate y redefine tus acciones, igual te funciona más dedicar esas 4 horas por las mañanas, o condensarlas en los fines de semana.
5- No te compares.
Este consejo va ligado con el anterior. Si un amigo y tu os habéis propuesto la misma meta y ves como él avanza rápido y tu llevas otro ritmo no te fustigues, nuestra dedicación y prioridades son individuales y no debemos compararlas, tan solo céntrate en autosatisfacerte a ti, cada uno sigue su camino, así que no compares los asfaltos, seguramente tu amigo habrá reorganizado sus prioridades de una forma muy distinta a las tuyas y ninguna de las dos opciones es mejor que la otra.
6- Pide ayuda.
Cuando estos objetivos te abrumen o te sobrepasen no te asustes, tan solo para un segundo y pide apoyo. La falta de motivación nos puede afectar de muchas maneras, pero hay herramientas para reaccionar. Si lo que te sobrepasa, por ejemplo, es que no consigues identificar qué objetivos debes priorizar para mejorar tu economía familiar entonces pide ayuda a un asesor financiero, si lo que ocurre es que angustia el sentimiento de no poder conseguir los objetivos que te marcas entonces consulta a un psicólogo; tan solo identifica en qué te pueden ayudar. No lo olvides, pedir ayuda es de valientes.
7- Cuídate física, emocional, intelectual y espiritualmente.
Si alguno de estos cuatro aspectos no está en sintonía muy difícilmente podremos atajar nuestros objetivos de forma correcta. Muchas veces pensamos que no tienen relación entre sí, ¿qué tendrá que ver que lleve una vida sedentaria con que no pueda cumplir mis objetivos profesionales? o ¿qué relación puede tener mi estado emocional con las horas que debo dedicar a mi proyecto?
Pues bien, somos un mecanismo en el que, si alguno de los engranajes no funciona correctamente, difícilmente podrá cumplir su función.
8- Aplícate el hábito de las 3 tareas.
Consiste en cumplir todos los días 3 objetivos sencillos predefinidos.
El primero es hacer algo que te emocione o que te guste, identificar una pequeña cosa que te guste hacer todos los días promueve la motivación, por ejemplo, tomarte tu taza de café todas las mañas escuchando tu álbum favorito.
El segundo es hacer algo que sea estratégicamente favorable para cumplir tu meta, una tarea sencilla pero significativa para avanzar en tu proyecto, por ejemplo, contesta o clasifica todos los emails que te entren durante la mañana en lugar de dejarlos para más adelante.
El tercero es definir un pequeño objetivo diario que satisfaga a la gente que amas. Satisfacer a los demás es una forma fácil de sentir motivación por cumplir objetivos porque te lo agradecerán de forma verbal, y eso es mucho más fácil de identificar que nuestras emociones internas. Por ejemplo, déjale un mensaje de afecto en la nevera a tu pareja. Como ves son tareas pequeñas que incluso parecen insignificantes, pero si todos los días las cumplimos y todos los días sentimos ese éxito, nos será mucho más fácil afrontar grandes metas que tenemos pendientes.
Estas claves te ayudarán a responder a la pregunta ¿qué hacer para mantenerse motivado?, te ayudarán entender mejor cómo funciona la motivación personal y como funcionas tú concretamente en relación a tus objetivos. La motivación y la procrastinación son pueblos vecinos, tan solo debemos reconocer qué caminos nos llevan a cada destino.
Te animo a que pruebes estos consejos y me indiques cuáles son los que mejor te funcionan. Y si tienes alguna otra clave que es esencial para ti no dudes en comentármela a través de mis redes sociales.
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